martes, 27 de mayo de 2014

Es fácil adelgazar...si sabes cómo

Semana 35
Peso: 120.8 kg.

A la derecha, 58 kilos después...
Es la pregunta del millón, a la que he tenido que responder en infinidad de ocasiones desde que empecé esta aventura en el mes de octubre...¿Cómo lo has hecho? Y mientras, la pregunta que yo me hago es...¿cómo he sido tan tonto de no haberlo hecho antes? Se que a mucha gente le puede parecer atrevido, incuso frívolo, que diga que es fácil adelgazar, pero lo cierto es que, con un poquito de criterio, otro poco de sacrificio y un mucho de constancia, se puede conseguir. A las pruebas me remito.
Quiero decir de antemano que todo lo que voy a decir es una opinión personal. Doctores tiene la Iglesia. Y puede que dietistas y especialistas varios se lleven las manos a la cabeza por ello, pero esto no deja de ser un punto de vista personal, aunque no creo que intransferible. Los que me conocéis personalmente sabéis que soy una de las personas más vagas, dejadas e inconstantes que existen, y a pesar de todo ello, estoy muy crequita de poder decir que he perdido 60 kilos de peso. Y por supuesto no me voy a parar ahí.

1. Hay que querer perder peso
Vale. Primera sentencia y primera chorrada. Toma perogrullo del bueno. Hay que querer, dice....será gilipollas....Tranquilos, no empecéis a acordaros de mi familia y a abandonar el blog en masa. Me refiero a que hay que QUERER, con mayúsculas y en negrita. Yo puedo querer tomarme una cerveza, pero al rato se me pasa, y ya no la quiero. Pero ahora estamos hablando de salud, de calidad de vida, no de un capricho, no de algo pasajero como puede ser perder unos kilitos para el verano para que no se nos salgan las mollas del bañador. No. Hablo de estar plenamente concienciado de querer cambiar de hábitos, de que haya una continuidad en el tiempo, de no adelgazar para luego ponerme hasta las trancas de dulces sin remordimiento. Puede ser a causa de un detonante, como en mi caso, que de pronto me vi que no podía andar 10 metros sin cansarme y empezar a sudar, o puede ser simplemente porque seamos conscientes de que no podemos seguir así, porque echamos de menos lo que podíamos hacer cuando no estábamos gordos...da igual. El caso es decirnos a nosotros mismos: "hasta aquí".

2. Ponerse en manos de profesionales
Claro...no te jode...me busco un dietista, me gasto una fortuna y ya está...NO. No hace falta. Y no tengo nada contra los excelentes profesionales de la materia, pero en nuestro bendito sistema de salud gratuíto, que para sí quisieran en el país de las barras y estrellas, vamos a encontrar personal absolutamente cualificado y de confianza que nos ayude en nuestro proceso. En mi caso os he hablado hasta la saciedad de mis dos ángeles de la guarda, médico y enfermera y a pesar de ello amigas mías, Rita y Rocío, que desinteresadamente se ofrecieron a echarme una mano, y que me están llevando de la mano en todo este proceso. Vale, no tienes amigos médicos o enfermeros....da igual. Acude a tu centro de salud, habla con tu médico de familia, de cabecera, o como coño se llamen ahora, o a tu enfermera, y plantéales tu situación. Estarán encantados de echarte una mano.

3. Huye como de la peste de dietas milagrosas
No hay revista sensacionalista o programa basura de televisión que no te tiente con las denominadas dietas milagro. "Pierde 5 kilos en dos semanas sin esfuerzo"...ya. Y un huevo de pato. Y no te digo que no los vayas a perder, pero casi te puedo garantizar que en cuanto dejes de tomar pastillas de alcachofa o similares, o de disociar alimentos, volverás a tu peso, y seguramente con un plus añadido. Empezar una dieta es empezar una nueva forma de vida, cuyo objetivo es que acabe normalizándose y que se convierta en un hábito, que seamos capaces de adaptarla a nuestro modo de vida hasta alcanzar la normalidad, hasta conseguir que lo que nos han recomendado hacer lo hagamos sin plantearnos que lo hacemos por perder peso, sino que lo incluyamos en nuestro día a día. No nos engañemos, se puede comer bien, se puede comer en abundancia, y no engordar. Solamente hay que saber qué, cuándo y como comer las cosas. Y evitar en lo posible aquellos alimentos que sabemos positivamente que engordan. Pero sin renunciar a ellos tampoco. No se trata de torturarnos, te puedes comer una hamburguesa con todos sus complementos de vez en cuando, o un helado de chocolate, pero si ello lo incluímos en nuestras costumbres cotidianas, las mollas volverán a querer salirse por encima de nuestro pantalón. Come sano, pero date una alegría al cuerpo de vez en cuando. Tanto tu estado anímico como tu cuerpo lo agradecerán...siempre que no lo conviertas en un hábito diario.

4. Haz ejercicio
¿Qué pensabas, que iba a ser tan fácil? No hijo no...hay que mover el culo! Pero no te apures, no hace falta que te gastes la pasta en un gimnasio, basta con que empieces a hacer algo que haces todos los días inconscientemente: andar. Y no me valen excusas como que "yo no tengo tiempo" o similares. Sácalo de donde puedas. Llegados a este punto, desvelaré la fórmula milagrosa para adelgazar: gastar más calorías de las que consumes. Y no he necesitado una carrera de 5 años para llegar a esta conclusión. ¿Sabes que, con una horita diaria de paseo suave puedes llegar, dependiendo de tu peso, a quemar más de 1000 calorías? Madruga un poquito, desayuna bien y sal a descubrir la infinidad de bonitos paseos que seguro que tienes cerca de tu ciudad. ¿No quieres madrugar? Hazlo por la noche, o a cualquier hora del día. Andar. Simplemente andar. Y según vayas incrementando tiempo y distancia, notarás los efectos de la droga más sana que hay, y que encima es gratis: las endorfinas. Notarás que te sientes bien tras llegar a casa después de un moderado esfuerzo, y llegarás a un punto en el cual, el día que no salgas a caminar lo echarás de menos.

5. Apóyate en tus amigos
Ten huevos de plantearle a la gente que está a tu lado tu objetivo. Hazlo público, utiliza las redes sociales, móntate un blog en el que contar tus experiencias, tus sensaciones como he hecho yo. Fallar es más jodido cuando no sólo te fallas a tí mismo, sino que lo haces con todo tu entorno. Se valiente, comprométete con la gente que te rodea, es una forma de motivación que no falla. Haz públicos tus progresos, prepárate a soportar collejas virtuales si fallas, y sobre todo prepárate para algo mucho más llevadero, las alabanzas cuando lo consigues.

En fin, insisto, esto es una opinión personal, pero una opinión personal de alguien que ha perdido la tercera parte de su peso en 6 meses siguiendo esas premisas. Cualquier duda que te surja estaré encantado de respondértela en los comentarios. En cuanto a mi peso estas dos semanas....casi dos kilitos menos, que podían haber sido más si no fuera por los excesos que he cometido en sendos fines de semana. Pero como he dicho, no estamos en este mundo para sufrir, lo importante es encontrar el equilibrio. Y yo estoy en el camino de conseguirlo.

11 comentarios:

  1. Muy fan, muy fan, muy fan!! Me encanta!!
    Es fantástico ver cómo expresas las ideas
    Un beso guapetón!!
    Buen post!!

    ResponderEliminar
  2. Estupendo, Paco. En cuanto te vea por Jorge Vigón te pediré algunos "tips". ¡Dale duro!

    ResponderEliminar
  3. ¡Que grande era Paco!...por mucho que adelgaces seguirás siendo una gran persona...mucho ánimo y sigue así. Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Gracias Emilio!!! A ver si nos tomamos unas cañitas un día de estos, que hace mucho que no nos vemos! Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Enhorabuena por tu constancia y por seguir enfocado en tu objetivo... y sobre todo, enhorabuena por los resultados!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Inés!! Vuestro apoyo es fundamental. Un beso!

      Eliminar
  6. Me dan ánimo tu talante, tu forma de expresarte y tus ganas por superarte.
    ¡Enhorabuena y gracias! Uno de Mª Teresa Gil de Gárate que siempre que te vehía me habías sorprendido.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, anónimo de Mª Teresa Gil de Gárate!! :D

      Eliminar
  7. Tíos el avión.de.malasia esta en.marte

    ResponderEliminar